Oficiální web Miloše Formana

Este díptico cinematográfico une dos mediometrajes. El primero llamado Si esas canciones no existieran narra una intriga anecdótica sobre dos músicos jóvenes de dos bandas de música. Los dos jóvenes quieren, cada uno por su lado, participar en la carrera de motos. Finalmente, deciden esquivar el Festival de música Kmochuv Kolín, que supone la culminación de la temporada para sus dos orquestas, para irse a ver la carrera.

El trompetista Blumentál y el trombonista Vláda son expulsados por culpa de su “traición“. No obstante, los dos se alistan con destreza en las bandas de música rivales, que están buscando sustitutos de los músicos expulsados, así, se intercambian los puestos.

La segunda película que se titula Concurso es una grabación de un concurso ficticio para el puesto de cantante para el teatro Semafor que, en la Checoslovaquia de los años sesenta, estaba en la cumbre de su popularidad. Esta simple historia se centra en una joven pedicura, que pide a su jefe  que la deje salir del trabajo para ir, presuntamente, a los juzgados. Pero, en realidad, corre al teatro Semafor para presentarse al concurso.

Allí se dirige también la cantante semiprofesional Vera, a quien, sin embargo, le entra un ataque de pánico delante del micrófono y no consigue emitir ni un solo sonido. Aunque la joven pedicura al final canta, tampoco consigue el puesto de cantante y, además, en el trabajo descubren que ha mentido.

Los autores presentaron el material grabado durante el concurso para el teatro Semafor a los productores de los Estudios Cinematográficos de Barrandov (a los productores Sebor-Bor). A éstos les pareció tan interesante que decidieron conceder a Forman la posibilidad de rodar un mediometraje más para que el resultado pudiera entrar en los circuitos de distribución normal como un largometraje.

Las dos películas parecen documentales auténticos aunque son parcialmente ficción. Presentan gente real, completamente mediocre, que habla de manera simple, tiene una expresión natural, es conmovedora, pero también ridícula. La historia que enmarca las dos películas refleja la sensación de vivir sin salida de la juventud de entonces, encarcelada dentro de la sociedad autoritaria de sus padres.

• ‟Nos pusimos a hacer una especie de documental mudo sobre el teatro Semafor, que estaba empezando a hacerse muy famoso en Praga. Entonces dábamos paseos por el edificio y grabábamos su vida. En esa época, el teatro Semafor proclamó un concurso para el puesto de cantante. Era hasta increíble el poder del micrófono. Las chicas lo trataban como si fuera una varita mágica que las dotaría de una voz magnífíca y de belleza. Niñatas ordinarias se zarandeaban y se exhibían, chicas sordas musicalmente se desgañitaban delante del micrófono y muchachas tímidas y ñoñas se dejaban desgarrar por la crítica pública en el potro de tortura. En el transcurso del concurso había momentos donde uno se sentía absolutamente incómodo. Mujeres jóvenes se desnudaban hasta la misma médula de su yo ambicioso, y su amor propio era muchas veces tan impertinente que uno no podía ni mirarlo. Decidí hacer una película sobre el concurso, de la que no me avergonzase al verla, y obligar a los espectadores a ver esta cruel charlotada conmigo”.
• Sobre la interpretación de Vera Kresadlová (futura segunda esposa de Milos Forman):‟En el escenario apareció un trío de muchachas y soltó una versión pegadiza de Locomotion. No podía quitarle el ojo de encima a una de ellas, una chica preciosa de labios fruncidos y pelo negro. Averigué su número de teléfono y la llamé para preguntarle si quería actuar en mi película. Dijo que tendríamos que hablarlo primero. Nos encontramos en una cafetería. Estaba divina y, aunque tenía solamente dieciocho años, se veía que no se dejaría engañar. Aceptó mi propuesta fríamente y estaba claro que había llegado para dejarse convencer. Le comí el coco hasta que aceptó, pero bajo la condición de que admitiéramos a la banda de música entera. Vera de verdad actuó en la película y, a pesar de que el concurso era falso, en Semafor le dieron el puesto, y pasó allí muchos años actuando y cantando. Poco a poco, dejó de resistir también a mis propuestas amorosas, empezamos a salir y, un tiempo después, se mudó a mi casa”.